No sé si es porque llevo un tiempo tratando de reprimir algunos sentimientos, o porque mi sangre se llenó en hormonas, pero viendo una serie de Netflix, casi lloro en cada instante. Por diversas razones.
Quizás es porque hace día comenzaron a brotar recuerdos, sentir ese vacío en el estómago, el de la pieza equivocada, "la que no encaja aquí", ni en los compañeros del colegio, ni los de la universidad, ni siquiera entre los primos, tíos...
Pero que logró encontrarse con otras partes defectuosas, las llenas de ganas de vivir sin importar el qué dirán.
Me sentí identificada con ellos, sentí que una ficción me tocaba directamente entre las costillas, lograba abrir esa grieta que trato de tapar día a día, en cada intento por socializar.
Qué rollo.