Crearé recuerdos que más tarde olvidarás,
porque a mi corazón iluso le guardaba esperanzas.
Porque a mi memoria hacías falta,
a veces creer es aun más peligroso que la mentira misma.
Recubrí mis ojos húmedos, mis manos tibias,
mis mejillas tibias,
de canciones y lamentos absurdos que te hacían reír.
No guardaba más que esos momentos,
que ese aroma, que esa estupidez.
No me interesaba en absoluto,
no me importaba más que la ausencia del tiempo.
Fatigados músculos, inertes esperas,
ridículos silencios, nauseabunda frialdad de otoño.
El invierno fue aun más solitario,
y las calles rodeadas de espasmos y suspiros.
Y lluvia
Y mis lágrimas
Y tu indiferencia
Y tantas cosas más que preferiría olvidar.
Pero no tiene sentido
dejó de tenerlo hace tanto tiempo.
¿Por qué?
¿Tendría que existir acaso?
Ahora soy quien tiene tantas preguntas ardiendo en los labios,
pero sin el tiempo siquiera de desperdiciarlas.
No tengo tu rostro, no tengo tus manos, ni tus hombros,
ni a ti. Pero no te quiero a ti. No es necesario.
Ahora yo tengo las preguntas, pero no quiero las respuestas.
En realidad es sólo una...
¿Siempre fuiste así con todo el mundo? Y si así lo fuese, entonces te mentiría, serían dos.
¿En qué momento entonces dejé de girar?
porque a mi corazón iluso le guardaba esperanzas.
Porque a mi memoria hacías falta,
a veces creer es aun más peligroso que la mentira misma.
Recubrí mis ojos húmedos, mis manos tibias,
mis mejillas tibias,
de canciones y lamentos absurdos que te hacían reír.
No guardaba más que esos momentos,
que ese aroma, que esa estupidez.
No me interesaba en absoluto,
no me importaba más que la ausencia del tiempo.
Fatigados músculos, inertes esperas,
ridículos silencios, nauseabunda frialdad de otoño.
El invierno fue aun más solitario,
y las calles rodeadas de espasmos y suspiros.
Y lluvia
Y mis lágrimas
Y tu indiferencia
Y tantas cosas más que preferiría olvidar.
Pero no tiene sentido
dejó de tenerlo hace tanto tiempo.
¿Por qué?
¿Tendría que existir acaso?
Ahora soy quien tiene tantas preguntas ardiendo en los labios,
pero sin el tiempo siquiera de desperdiciarlas.
No tengo tu rostro, no tengo tus manos, ni tus hombros,
ni a ti. Pero no te quiero a ti. No es necesario.
Ahora yo tengo las preguntas, pero no quiero las respuestas.
En realidad es sólo una...
¿Siempre fuiste así con todo el mundo? Y si así lo fuese, entonces te mentiría, serían dos.
¿En qué momento entonces dejé de girar?
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Odio mi pseudo-poesía. Pero declaro que no es sino más que una corriente de pensamiento. La verdad es que escribo en las micros. Sí, en transantiago. Y cada vez que la micro frena, redacto rápidamente lo que el pulso me permita. No es una excusa, sólo trato de explicar que esto no es poesía. Pero todos sabemos, con nuestra herencia romántica, que a esto se le parece la poesía. Que en verdad no es.
1 comentarios:
A mí me gustó, y no es halago.
Creer es como bailar en un precipicio, y no queremos repuestas barrancales cuando creemos o queremos ver el cielo.
Saludo!
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