Fuera de todo protocolo, y con la cantidad de palabras que se agitan zumbando hace unos días en el pecho, privándome del gustoso viaje reciente, del viento salado, de las rocas que silbaban el viento escurridizo hacia el mar, con su brillo e inmensidad, a pesar de toda la belleza vivida, hoy no voy a referirme con delicadeza.
Frente a lo que pueda pasar después, hoy sólo agito la lengua con rabia para decir que estoy cansada. Estoy harta de ser quien se queda, quien observa como todos se van.
Estoy molesta
No quiero amigos de cartón.
"En las buenas y en las malas"
Qué disparate.
A mi me vendieron amistades caducadas. Porque ya ni se construyen al parecer, hay que ganárselas a lomo partido, para que de una mañana a otra, te despidan. Y ni el finiquito ni qué se yo, porque ni en lógica económica puedo encontrarle sentido. Todo termina en un "hasta luego". ¿Y uno qué?
¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? ¡Por qué siempre tengo que entender!
¡A la mierda! No porque hoy no quiera entender, es que no voy a justificar más el desapego que tengo que digerir. Si lo escupo, lo lamento, hoy no estoy de humor.
O simplemente no me digas más que somos amigos, eso no me lo trago. No más.
11ago2012
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2012
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