8:30 Por la Mañana



¿No te dan ganas a veces de salir de casa, caminar por la acera con el sol aun tibio de la tarde, y cantar en voz alta? No importa si eres desafinado o algo, y la verdad, no importa la hora que sea. En Santiago me ha pasado, un gran hombre (en tamaño me refiero, aunque no lo conocía, entonces no puedo decir si es en verdad un gran hombre en otras magnitudes) vestido con su camisa blanca, corbata oscura, pantalones grises, un maletín, un par de audífonos en sus orejas, y una gran personalidad. Una vez arriba del microbus, comenzó a cantar en voz alta, no sé si no sentía vergüenza, o simplemente no se daba cuenta, pero la verdad era un show divertido. Es decir, cuándo uno se esperaría un hombre de oficina tan ordenado, de cabello corto, camino a la oficina, cantando canciones románticas de la nueva ola a las 8:30 horas por la mañana.