Llega la noche

Subías cada noche, como un secreto, oía tus pasos sorteando cada peldaño, podía sentir tu sueño.
Y entonces me emocionaba, me saltaba el corazón del pecho como si estuviese enamorada.
A veces dormía y me acariciaba tu perfume cuando me observabas ahí. A veces me hablabas, y balbuceaba con una sonrisa alguna respuesta.
Con los años subías menos, llegabas directo a tu cama con los ojos cansados, luchando contra la inercia, y decidimos bajar a saludarte, conversar un rato, hacerte reír.
Qué extraño se ha vuelto llegar por las noches y ser yo quien va a saludarte mientras duermes, sentir tu perfume apagándose en las sábanas, verte envuelto en el capullo de tu cama, preparando la metamorfosis de la vejez.