Continuar

Un buen amigo, se enamoró probablemente de la mejor mujer que él conoce. Pero no le corresponde. Él lo sabe, ella también... bueno, en cierto modo. Tuve el descaro de decirle que no abriera la boca, que sin importar las circunstancias, no buscara excusas para abrir el pecho y sacarlo todo. Descaro, porque lo viví y quería ahorrarle todo lo que significa no ser correspondido. Sin embargo, en realidad sólo estoy poniendo almohadas a su alrededor, sabiendo que sin importar lo que pueda decirle, caerá. Y va a doler. 

Eso trajo recuerdos indudables de uno de los momentos más vergonzosos y extraños de mi vida. 

No podría dar detalles, porque ni siquiera estoy segura de qué sucedió. Sólo sé que por muchos años guardé demasiado dolor, malestar, y eso terminó transformándome en la peor versión propia que he conocido. Quizás por eso ahora estoy tan calmada, o "soy fome", no soy "cool", y la verdad no me importa tanto ya. Al principio claro, me sentía como una idiota, perdedora, pero no por un asunto superficial, sino porque me dediqué a perder una infinidad de cosas, entre ellas mi respeto, el amor propio, algunas amistades, algunas debilidades. 

Entre todo eso, recuerdo haber malinterpretado mis sentimientos hacia un "amigo". Y bien entre comillas, porque en realidad me gustaría pensar que hicimos una amistad, pero sólo fuimos dos extraños que se apoyaron en las locuras del otro. Y así tan distantes como cercanos, dejamos de ser. Pero yo no lo soporté, y me puse cada vez más oscura, necesitada, patética. Llegué tan bajo, y las coincidencias me llevaban a topármelo en todas partes, incluso cuando ya no quería ni por casualidad encontrarlo en la calle. Pasaba horas sentada en la parada de buses, en las calles, inventaba excusas para caminar a oscuras y en verdad olvidar su existencia. Y una tarde, en la sobriedad absoluta, le escribí tal escolar un e-mail diciéndole todo lo que se supone que sentía. Tampoco era algo grave, pero que definitivamente su rechazo alimentaba mis fantasías de algo imposible. Suena raro, y lo era. Yo sabía que no me correspondía, y conocía de memoria las palabras que él diría para cuando no aguantara el ardor en mi garganta y le escupiera todo a la cara. No fue necesario "escupir", pero me acerqué precisamente una tarde, llena de pena, para poder confirmar su rechazo. Era bastante innecesario, pero en mi porfía, quería sentir el rechazo a la cara una vez más (como cuando en el colegio se reían de mí, pero ese es otro cuento.) Partió con un molesto "no hagamos esto, por favor". Y yo sólo dije "pero necesito saber...". "Mira, ¿qué quieres que te diga? No. No eres de mi gusto." Y el maldito silencio. Silencio. Y remató con la más extraña de las frases "¿Y cómo estás?". En un impulso, quería pescar mis cosas y arrancar, pero mis pies eran de piedra, sentía ganas de vomitar. "Como la mierda estoy, te juro. Como si se muriera algo dentro". Ni me miraba a la cara, miraba a sus amigos que reían, miraba el pito de marihuana prendido que lo esperaba. Y yo no sé qué expresión tenía, pero a penas pudo, puso su mano en mi hombro y dijo sonriendo "te felicito, en verdad eres valiente. Yo jamás habría hecho lo que tú, digo, nunca me he declarado a alguien. Hay que ser valiente, deberías estar contenta." Las pelotas, en mi mente sólo estabas siendo un maricón. Pero no era cierto. 
Aunque lo evité por un par de años, y sé que él también me evitaba, no sé en qué momento entonces "maduramos". La distancia, el silencio, conocer a otras personas, tocar fondo y volverse una mejor versión de uno mismo, nos volvió a encontrar. Pero de no ser por terminar todo este proceso de la forma en que lo empecé, creo que no lo habría logrado. Un día, decidí pedirle perdón, por toda la mierda que traje a nuestra "amistad", por mis estupideces, por mi locura. Y pensando que simplemente me ignoraría, respondió pidiendo disculpas también (todo esto a través de mensajes de internet). 

Sé que le dije a mi amigo que no haga nada, que no se revele, que no pierda su amistad.
¿Pero quién soy yo para prohibirle cometer sus propios errores y crecer? Quizás termine no siendo un error, al menos yo lo pensé así en un comienzo... Y viendo todo en perspectiva, sé que las cosas pueden terminar mejor. O al menos continuar.