No tenía palabras... entonces las re-inventé




- Era como esa historia ¿No?
- La del árbol que cae en medio del bosque sin nadie cerca
- Si no se escucha caer ¿Cae realmente?

La única verdad, la única cosa de la que puedo estar segura, es el dilema con la realidad, y todos los malditos libros, todos los maestros, todo, el todo y la nada, todo... todo reafirma lo mismo. La paranoia por tratar de dejar en claro, lo que a nuestro corazón es evidente.
- Como esa tarde en la estación cuando abandoné una parte de mí...
- Cuando alcanzaste un pedazo de dolor
- Cuando pensé en Dios
- Cuando a la mierda me estaba lanzando

Y entonces me valía nada la verdad, en ese momento era la rabia
- Y la pena
- Y la risa
- Y las dudas
- Y las manos
- Los brazos
- El pecho
- Y en él...

No era una habitación entonces





Recuerdo recuerdo... Recuerdo que esta habitación solía ser de piedra, recuerdo como las arañas colgaban sobre mi cabeza, que mis dedos sangraban, que no se trataba de insectos.

Recuerdo que me resguardaba sobre el polvo, que no quería volver a la cama, que me asechaba el paisaje de mi ventana, que no quería volver sobre las plumas a llorar sin control.

Me pienso aquella tarde, aquella noche, y esa mañana esas veces eternas que creí imposibles, las veces en que el sol con sus caricias me llamaba, los rezos medio dormida, cuando nadie estaba presente cuando no había Rey, ni Van Gogh, ni poesía.

Y todo aquello que olvidé porque así lo quise, hoy ya no puedo volver. Recuerdo todo nuevo, sin la virtud del llanto.