Lo último que se pierde, no es la esperanza. Es la vida.

Conciencia



Sí, es una vergüenza.

Ella dijo que adiós, ella dijo que fin.

En cierto modo, yo tendría que hacer lo mismo, sería lo más sano.

Ella otra, también me dijo "él no te debe nada, no te ha prometido nada"

Ella otra otra, medio loca decía "pero está bien, me agrada que sea todo así, que nunca se sepa, que no se está seguro de lo que siente"

Me dio miedo y vergüenza llegar a ese nivel de dolor de callarlo todo. Dos diferencias: uno fue de golpe y casi por imitación. El otro tardará más tiempo.

Quizás menos, pero no quiero pensarlo.


Ahora nada, sueño, la vecina está divagando en mala.

La verdad

Había olvidado por un instante cómo miras.
Creo que en mi vida había tenido menos importancia el olvido de algo tan fugaz como la mirada de alguien.
No, no me inquietaba. 
Por otro lado pensaba en algo sin mucha relación... olvidaba ese montón de emociones ocultas bajo
mis manos, bajo el cabello, bajo el rostro. Había olvidado por completo el registro de esa obsesión.
Pienso que, quizás en un tiempo más debería borrarlas. Ya simplemente dejó de ser lo mismo.

Pensaba, incluso, que me había vuelto neutral. Sí, me dieron varios pésames e intentos de abrazo, que por cierto
no quise recibir. Me sentí completa en ese estado de soledad. 
Me decía "bueno, hasta aquí ha llegado todo." 

Siempre hay más de alguien diciendo "pero al menos dijiste lo que nadie se atrevía a decir, ya no tienes esa duda." Sí, esa ya no la tengo. Tengo muchas más.

Y aunque ya no es lo mismo, aunque no sea exactamente la misma, ayer justamente pensaba en lo ridícula que fui, pero sin vergüenza, sin sonrojarme, sin lágrimas.

"¿Qué quieres hacer?"

Por un instante el corazón se me congelaba y pensaba "¿Irá a dejar esta ventana abierta?" 
Repitió, "¿Qué quieres hacer?" ... Y más estúpida que nunca dije la verdad.
Podría haber inventado a otra persona, podría haberte dicho que haría malabares, que cruzaría montañas, no lo sé, cualquier cosa que no fuese yo.

Pero lo fui. Y a ti no te gustó. 

Y no fue suficiente.

Y aunque piense que tenemos una conversación pendiente, jajaja, la vida me ha dicho que eso nunca sucede.

Jamás habían dolido tanto las palabras.
Era algo así como escuchar "la muerte" incansable en mi cabeza.
Pues le miré a los ojos, tratando de recordar lo que tantas veces ensayé.
Dije en parte sí, por otro lado me aprovechaba de su flaqueza.
Aun así me acorraló.
Me examinaba sonriente, tenía la victoria amarga cruzada en la garganta.
Por otro lado yo, con una herida sangrante trataba de ahogar el nudo.
Pero claro, hasta el nudo se escapaba tibio entre lo que quedaba de mí.

Era como si esta mañana, una vez mirando la pared en blanco,
supiera que iba a morir. 
Jamás habían dolido tanto las palabras,
jamás había tenido el miedo que sentía, el miedo de no poder siquiera
decir nada.
La muerte es tan graciosa y atractiva, 
la muerte de lo que podía ser y no fui.

La muerte claro, de lo que cada noche a las estrellas prometía,
la muerte de lo que nunca fue y tampoco será.

Me hubiese gustado pensar que eran palabras, pero no eran más que
el palpitar de tus verdades. 

El dolor decía hoy, siempre es más incómodo.

Jaque




Ella estaba sentada esperando el frío,
ella contemplaba un paisaje oscuro, una mancha azulina en los ojos.
Él esperaba la calma, el silencio, terminar con el fondo de esa caja de leche.
No hablaban nunca, o casi nunca, eventualmente. Él se enrrollaba siempre los cigarros,
ella enrrollaba su lengua una y otra vez.
Ella tras la amarga sorpresa camina lentamente hacia la parada.
Él sin despedirse tomó su bicicleta y escapó.
El otro se fue sin siquiera saber a dónde, ni por dónde, ni por qué.
Ella perdió su trato.
Su corazón estallaba en su pecho, le recorría un dolor horrible.
Ella mantenía la mirada fija, la música tintineaba en su cabeza.
Ella sentada en movimiento, sobre la acera, pensando en cómo morir.
No bebe no, ya no bebe. Fuma a veces.
No piensa ya, sufre en demasía. 
A él le ha dicho cosas, pero el silencio otorga tanto así como la estupidez.
Ella se habría muerto, pero no tenía con qué.