Pero no es tarde.

Bebo muchas veces del lado amargo del río,
Me quejo de las vicisitudes de la vida controlada por el capital,
por no tener siquiera para comprar alguna experiencia.
Me muerdo la conciencia cuando decido finalmente gastar el equivalente de mi tiempo
en papel y metálicos, para darme algún tipo de satisfacción materialista
o por lo menos para alimentar sano el cuerpo interna y externamente.
Ah, la paso mal cuando la quiero pasar bien.
Me corrompe la ira, estalla en los intestinos y paso días enferma como si me hubiese envenenado.

Entonces cegada por tanta estupidez, pierdo muchas cosas.
Pierdo la sonrisa, pierdo los gestos silenciosos de mis padres,
su infinito apoyo, sus "vamos pa' delante, que vas a poder",
me excuso y arruino las caricias de los amigos, del compañero.
Me extravío en un mar de llanto y traumas, navego sola sin pedir auxilio,
cuando la cuerda hace rato me la habían arrojado,
llegando a la otra orilla, de la auto compasión, miro atrás y veo cuánto salvavida flotaba allí.

Ah, para qué crucé.
Me caí en el resbaladizo fango, yo mismita me dirigí al auto sabotaje.
Pero no es tarde, puedo volver.

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